Es una prueba
utilizada en geriatría para la evaluación de las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD),
las cuales se ven comprometidas, en forma temprana y progresiva, en las etapas
iniciales de las demencias. La versión utilizada en el trabajo fue la
modificada por el grupo de Geriatría de la Universidad de Caldas
(Gómez J.F., 1996), adaptada posteriormente por la Clínica de Memoria de la Pontificia Universidad
Javeriana.[1]
El instrumento
se aplica al cuidador o familiar, con el objeto de evaluar catorce actividades
instrumentales de la vida diaria, a partir de la indagación de la forma como se
desarrollaban por el paciente antes de la fecha de la consulta y como se llevan
a cabo en el momento actual. Existen cuatro posibilidades de respuesta, las
primeras tres corresponderían a los casos en que el paciente realizaba o
realiza la actividad y la cuarta cuando el paciente no la llevaba a cabo o
cuando ha dejado de hacerla.[2]
Al terminar la
aplicación, se suman las respuestas positivas en cada una de las columnas,
reportándose los totales de cada una de ellas en la etapa previa y en la
actualidad, la suma de los éstos debe ser igual a catorce, valor que
corresponde a la puntuación de las actividades objeto de indagación. No existe
un punto de corte determinado para la prueba, siendo la comparación dinámica
entre el pasado y el presente, el elemento determinante de la progresión de la
alteración funcional del paciente.[1]
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